Siluetazo animalista en la plaza de Santamaría el 25 de junio, de 10 a 2 PM. Mas información en: https://www.facebook.com/
Acción en twitter el 25 de junio a las 7 PM con el Hashtag #ColombiaSinToreo #DiaMundialAntitaurino Vamos por la Abolición.
Estado en facebook: La crueldad pasiva es la indiferencia ante el sufrimiento ajeno. En el día mundial antitaurino súmate a la lucha por una COLOMBIA SIN TOREO. http://www.abolicion.info/
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¡ABOLICIÓN DE LA TAUROMAQUIA YA!
Una de las formas de especismo - Discriminación con base en la especie - es la tauromaquia (Corridas de toros, novilladas, becerradas, tientas, rejones, etc.), actividad sistemática que busca minar progresivamente las capacidades de un ser vivo sintiente por medio del aislamiento, la tortura, y su posterior asesinato en público, que si bien no es más recriminable que cualquier otro acto especista, tiene un componente de exposición mayor que lo hace repudiable socialmente, en tanto es considerado un espectáculo público, avalado por varias figuras con reconocimiento social como políticos y personajes de la farándula, así como por su carácter legal, pues cuenta con leyes que avalan la tauromaquia, mientras minimizan el hecho del sufrimiento de un ser sintiente, describiendo las formas y pasos para torturar, así como las herramientas que deben ser utilizadas para ello.
Desde siempre, la tauromaquia ha tenido grandes contradictores, normalmente invisibilizados por el poder. Este rezago del colonialismo aún se mantiene por unos pocos con grandes intereses no sólo económicos, sino de control político social, que mantiene un estatus quo injusto, desigual y definitivamente alejado del momento histórico de búsqueda activa de la paz. Los actuales tiempos de nuevas concepciones ético políticas en la relación humano animal, las nuevas tecnologías de información y comunicación, así como el trabajo decidido de activistas en todo el mundo, han ayudado a que éste siempre creciente rechazo se visibilice y se exponga incidentemente en la opinión y agenda pública, al punto de que en estos momentos la inmensa mayoría de la población, incluidos muchos de los políticos y farándula, ahora repudia la tauromaquia.
Sin embargo, la minoría taurófila, arrinconada luego de que todos sus argumentos falaces han caído, mantiene su afición anacrónica, refugiándose en el bastión de la legalidad y como última opción, apelando al argumento de las libertades individuales, el respeto por el otro y la protección de las minorías.
Es por ello que se requiere cambiar el discurso antropocentrista que defiende los intereses del victimario y comenzar a centrarnos en los intereses de la víctima, que en este caso son los animales involucrados en tan horrendo espectáculo: Toros, caballos y en cierta medida, la misma población asistente, que se encuentra insensibilizada en virtud de la educación especista, que ha enseñado a pensar que sólo los humanos importan, que los animales son propiedad humana y están para su servicio. Se requiere reconocer a los animales, en este caso toros y caballos como víctimas que requieren acciones inmediatas para detener su sufrimiento y romper las cadenas de su esclavitud frente al humano. Se requiere que los victimarios involucrados entiendan que deben encontrar otras formas de sustento que no se basen en la explotación de otro. Se requiere que los políticos entiendan la responsabilidad que también tienen con los animales y su protección irrestricta de todo acto de maleficencia. Se requiere que toda la sociedad comience a hacer realidad un mundo nuevo de armonía entre los seres vivos, ese que merecen las generaciones venideras, y que se movilice en este momento clave, donde la tauromaquia esta cada vez más débil para llevarla a donde pertenece: a ser parte de un pasado de vergüenza.
El 25 de Junio, instaurado simbólicamente como Día mundial antitaurino, se constituye en una fecha para recordar el compromiso de la sociedad, de construir una nueva realidad donde no se discrimine bajo ningún pretexto, incluido el de especie, y que incluya a todos los animales como otros válidos para la consideración moral y el reconocimiento de derechos. En consonancia con ello, Bogotá se reivindica como ciudad ejemplo ante el mundo que busca la abolición de la tauromaquia, manteniendo de manera sostenible la Plaza Santamaría como un escenario para el arte y la cultura, alejados de la explotación animal.