Por César Javier Palacios
Ecuador ha decidido prohibir las corridas de toros al considerarlas espectáculo público de tortura a unos animales indefensos. Al tiempo también prohibirá las peleas de gallos y de perros. Todo después de haber logrado el respaldo mayoritario de la población al referéndum donde se preguntaba:
“¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?”.
Aunque todavía no se ha hecho público los resultados finales, según el escrutinio del Consejo Nacional Electoral la prohibición de la fiesta habría contado con el apoyo del 61,2% de los ecuatorianos. Sin embargo, el espectáculo podrá seguir celebrándose si se respeta la vida del toro, como ocurre en Portugal. También se seguirá celebrando en aquellas jurisdicciones donde el apoyo a los toros haya sido mayoritario, como Ambato, Riobamba, Girón, Valencia o Mejía. No así en Quito, la ciudad más taurina del país andino, donde la lidia completa del astado quedará prohibida. Tampoco en Cayambe.
Frente a tan buena noticia para toda persona con un mínimo de sensibilidad hacia los animales, el gobierno francés nos ha dado a los antitaurinos la de cal al considerar las corridas de torosPatrimonio Cultural Inmaterial, según los criterios establecidos por la UNESCO. Una decisión que avergonzaría al mismísimo Voltaire, quien sobre el respeto a los animales escribió:
“Es increíble y vergonzoso que ni predicadores ni moralistas eleven más su voz contra los abusos hacia los animales”.
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