No es necesario realizar un complicado ejercicio de memoria para recordarlo: el pasado 22 de marzo, representantes taurinos y de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya, entregaban en la sede del INE 587.000 firmas en la denominada ILP Taurina, para posteriormente ser recibidos con todos los honores por el Presidente del Congreso. Sus sonrisas, el aspecto triunfal, las declaraciones, las llamadas a la libertad, el aparente acatamiento absoluto de la ley y los agradecimientos coparon unos cuantos titulares en los medios. Eran sus instantes de gloria.
Hoy, tan pocos días después, todo es silencio en sus medios. Dudamos algunos que también sea vergüenza, porque esa que llaman "torera" suele brillar por su ausencia en quienes le dan nombre. La callada es la respuesta ante la noticia de que la Fundación Franz Weber,ha presentado en la Junta Electoral una denuncia por presuntas irregularidades en la recogida de esas firmas, ya que desde la mencionada Federación Catalana se animó a reunirlas aún sin ser fedatarios, un requisito indispensable para hacerlo y que sin duda no ignoran en dicha Asociación. Pero claro, a pesar de que se les amplió el plazo veían que no alcanzaban las mínimas necesarias y, según los indicios, tuvieron que echar mano de semejante irregularidad que puede acarrear la invalidación de esos avales según determina la Junta Electoral.
Está claro que se han afanado en borrar las pruebas que los incriminan y a día de hoy no aparece ese llamamiento chanchullero en sus páginas como si ocurría en aquel momento. Pero llegan tarde porque ya están en manos de las instituciones encargadas de investigar lo ocurrido y para quien tenga curiosidad, permanecen todavía en esa memoria virtual denominada "caché".
El Señor Jesús Posadas afirmó aquel 22 de marzo que estaba convencido de que los taurinos superarían el trámite y aseguró que todas las firmas serían comprobadas minuciosamente y con transparencia. No dudamos de tal extremo y por supuesto, esta denuncia tendrá que formar parte de ese exquisito protocolo de actuación. Decían muy ufanos entonces desde la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya que la Tauromaquia tenía ahora una oportunidad de levantar una ley nacional que proteja a los toros (¿a los toros o a su "Fiesta"?). Lástima que se les olvidase cumplir con la legislación vigente en su obsesión por tumbar otro proceso que sí la respetó escrupulosamente: la ILP por la Abolición aprobada en Catalunya. Acaso sea por tal motivo ese silencio, y es que el presunto desprecio a la ley es tan difícil de justificar como el mantenimiento de una tradición que a tan pocos gusta, repugna a muchos y nos sale muy cara a todos. Ellos pueden callar ahora si lo desean o no saben ni qué decir, que ya hablará la justicia y entonces no les quedará más remedio que responder por sus actuaciones.
OPINIÓN de Julio Ortega
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