Dijo el señor Esplá: "Si yo obligara a correr a cualquiera durante un par de horas a buen ritmo, sin descanso, es posible que la experiencia acabase con el individuo, pero sin embargo, si el que corre es un maratoniano, entrenado en las penalidades de este deporte, no sin un gran sufrimiento, soportará las dos horas y media de este agónico esfuerzo".
"El entrenamiento metódico y progresivo ha permitido este logro en un ser no dotado para estos menesteres, ¿o creen, señorías, que el hombre nace dotado para el fondo?"
Pues del mismo modo que el entrenamiento ha obrado la especialización en el deportista, la selección a la cual está el toro sometido hace ya casi 300 años, le ha provisto de las cualidades que lo diferencian del resto de los animales.
Digamos que la especialización del toro, viene inducida por la selección genética, tan progresiva y metódica como el entrenamiento de cualquier atleta.
Igual que en el atleta, el entrenamiento lo ha dotado y lo ha hecho más eficaz en el desempeño de su especialización, porque si el organismo de nuestro corredor no hubiese ido aprendiendo a ser cada vez más eficaz en la metabolización de las grasas, proteínas e hidratos, o no hubiese sido capaz de gestionar el exceso de lactato, su cerebro no le hubiese deparado, entre otras sustancias, el suministro de las endorfinas que mitigan las torturas del agotamiento, y creanme, sin esto, la maratón se quedaría en pura romeria, cómo los toros en simple matanza casera.
El día 4 de marzo de 2010, participé como compareciente en la Comisión de Medio Ambiente, en la misma en que el señor Esplá hizo ayer estas declaraciones. Traté de explicarles a los señores y señoras diputados, que el toro de lidia es un animal no adaptado para el esfuerzo que se le exige en una corrida; y lo hice aportando datos científicos, extraídos de estudios realizados por veterinarios.
Hablé en mi comparecencia de lo que se conoce como acidosis metábolica, y ofrecí una serie de analíticas sanguíneas que demuestran que el 93,5% de los toros lidiados la sufren. ¿Y cómo lo sabemos? Pues lo sabemos midiendo el pH de la sangre del toro una vez dado muerte en la plaza.
En los rumiantes, la medida del pH sanguíneo es importante, porque sus variaciones producen a su vez cambios en el pH intracelular que pueden afectar profundamente el metabolismo corporal.
Podemos considerar que el valor normal del pH sanguíneo en los bóvidos es de 7.35-7.50. Para el toro de lidia se ha establecido un valor de 7.43. La lidia es un ejercicio anaerobico por su metabolismo, sin embargo, dada la alta intensidad del ejercicio, su duración y características, se puede considerar un ejercicio aeróbico. Habrá una glucolisis anaeróbica como vía de producción de la energía necesaria para el esfuerzo, basada en la degradación del glucógeno muscular y la consiguiente producción de ácido láctico. Durante la lidia, el toro, sufre el efecto negativo del ácido láctico, dando lugar a fatiga muscular. Este ácido láctico se vierte a la sangre en forma de lactato, que reduce el pH sanguíneo y lo hace más ácido. La glucosa y los trigliceridos se elevan por la movilización de las reservas energéticas. Un pH sanguíneo por debajo de 7.35 es suficiente para diagnosticar acidosis metabólica.
Anaeróbico significa "sin oxígeno", y hace referencia al intercambio de energía sin oxígeno en un tejido vivo. El ejercicio anaeróbico es una actividad breve y de gran intensidad donde el metabolismo tiene lugar en los músculos.
El ejercicio aeróbico, incluye actividades de menor intensidad desarrolladas en periodos más largos. Éstas requieren una gran cantidad de oxígeno para generar la energía que se necesita en un ejercicio prolongado.
Y una vez explicado esto, vayan ustedes pensando si la lidia es un ejercicio anaeróbico o aeróbico. La respuesta es sencilla: se trata de un ejercicio aeróbico, ya que se desarrolla en un periodo relativamente largo de tiempo, pero para desgracia del toro, es, por su metabolismo, anaeróbico, y digo por desgracia porque no ha sido entrenado para que sea diferente. Hablaba el señor Esplá de los corredores de maratón, y debo decir que el entrenamiento de estos atletas si les lleva a estar preparados para un ejercicio aeróbico, es decir, aquel que necesita grandes cantidades de oxígeno para adaptarse y obtener la energía necesaria para llevarlo a cabo. En contraposición, podríamos hablar de un ejercicio anaeróbico en un corredor de 100 metros, que hace un ejercicio intenso en un tiempo muy corto. Tanto los corredores de maratón como los velocistas, reciben un entrenamiento adecuado al esfuerzo que van a desarrollar, que evidentemente es diferente. Observén el físico de un corredor de velocidad, y el de un maratoniano, y verán que nada tienen que ver. El entrenamiento, adaptado al tipo de ejercicio que van a realizar y las exigencias que se le va a pedir a su organismo, son los que han modelado sus cuerpos.
Estudio sobre 206 toros lidiados:
6,98 > = pH > = 6,65.......................... 58 toros.
7,09 > = pH > = 6,90.......................... 94 toros.
7,29 > = pH > = 7,10.......................... 41 toros.
7,55 > = pH > = 7,30.......................... 13 toros.
Un pH sanguíneo por debajo de 7,35 es suficiente para diagnosticar una acidosis metabólica, lo que significa que de los 206 toros lidiados y analizados, el 93,5% la presentaban.
La inadaptación del toro a la lidia queda también demostrada en diversos estudios postmortem. Se han encontrado en ellos una serie de lesiones musculares tales como: alteraciones mitocondriales, pérdida de contorno poligonal de las fibras musculares, centralización de núcleos, procesos de necrosis, fragmentación fibrilar, y vacuolización del sarcoplasma.
Además, estas lesiones en algunos ejemplares analizados, se acompañan de fibrosis. El cuadro lesional encontrado, podría ser consecuencia del sobreesfuerzo muscular que realiza el animal en un breve periodo de tiempo, y es muy probable que en algunos de ellos, exista una miopatía que afecta a las fibras musculares y al tejido conectivo, y que dará lugar a la falta de fuerza.
Estas miopatías se caracterizan por atrofia e impotencia funcional de los músculos, llegando incluso a producir degeneración de fibras musculares.
Los músculos estudiados y que presentaban estas alteraciones, eran los que intervienen en el apoyo, extensión, y retracción de los miembros, en la acción fijadora y enderezadora del raquis, en la tracción y protracción de los miembros pelvianos, y en la suspensión del tronco.
No me imagino a un corredor de maratón que después de cada carrera o entrenamiento presentara todas estas patologías. Además es evidente que un atleta sabe dosificar sus esfuerzos, el toro de lidia, no.
Pero hay más cosas que indican que el toro no está preparado para lidia:
Después de la lidia, son evidentes las grandes elevaciones que nos encontramos con respecto a determinados parámetros sanguíneos. Entre los valores que nos encontramos elevados, figuran la glucosa, la CK (creatin kinasa), la LDH (lactato deshidrogenasa) y la AST (aspartato aminotransferasa)
Si consideramos la concentración de glucosa en sangre como una representación de la movilización de las reservas glucogénicas (el glucógeno es un precursor de la glucosa que se almacena en hígado y músculos), podemos intuir que esta glucosa no se incorpora adecuadamente a la fibra muscular. Los toros con mayor concentración de ácido láctico son los que tienen concentraciones de glucosa más elevadas en sangre, lo que supondría una menor adaptación al ejercicio y al estrés provocado por la lidia.
El estrés emocional que se produce debido al aislamiento, produce una gran elevación de cortisol, de glucosa, y de tiroxina en sangre circulante. Es evidente y lógico que los toros bravos acusan el estrés de manejo mucho más que otras razas de vacuno.
Los valores elevados de CK, LDH, y AST, podrían deberse a las lesiones provocadas por la puya, las banderillas, y el estoque, a lo que se uniría el padecimiento de procesos degenerativos de la fibra muscular, el ejercicio intenso, y el estrés durante la lidia.
Ya dije en mi comparecencia que habían sido estudiados 32 parámetros sanguíneos en toros lidiados, y que ni uno sólo de ellos se encontraba en los valores considerados como normales o fisiológicos.
Y ahora vamos a ver que el entrenamiento en el toro de lidia no es que mejore sus prestaciones durante la corrida, sino que las empeora.
Este estudio se realizó en 2009, para comparar el comportamiento ante la lidia entre un grupo de toros que habían recibido entrenamiento para ella (124) y otro grupo que no lo recibió, pensando que el entrenamiento iba a mejorar su rendimiento, y que al animal tendría una mejor respuesta ante ella.
La capacidad de adaptación del organismo al ejercicio depende de la activación de los distintos tipos de fibras musculares, del metabolismo de las mismas y de los ajustes de la fisiología del animal al esfuerzo físico. Estos ajustes suponen una serie de cambios funcionales en los diferentes sistemas y aparatos del organismo que permiten la adaptación a dicho esfuerzo.
La gasometría sanguínea se viene utilizando como herramienta diagnóstica para determinar si un organismo sufre algún trastorno ácido-básico.
Dicha medición incluye la determinación de la presión parcial de oxígeno (PO2), de la presión parcial de dióxido de carbono (PCO2), y del pH. A partir de estos parámetros se calcula el bicarbonato (HCO3-). También se pueden calcular otros parámetros como el dióxido de carbono total (TCO3), el exceso de bases (EB), y la saturación de oxígeno (sO2).
Valores medios de los parámetros analizados
- pH PCO2 PO2 TCO2 HCO3 Bases sO2
- 6,86 66,77 22,39 12,87 10,87 -23,35 18,50
- 6,81 67,02 23,75 12,20 10,20 -24,21 19,48
La primera línea corresponde a toros entrenados, y la segunda a toros no entrenados.
El conjunto de parámetros gasométricos está alterado con respecto a los considerados como fisiológicos para la especie bovina. La lidia hace que el pH y el bicarbonato desciendan, a lo que hay que añadir la incapacidad de los pulmones para la eliminar el CO2 que se está produciendo, aumentando la presión parcial de dióxido de carbono (PCO2), y disminuyendo la presión parcial de oxígeno (PO2).
Seria de esperar que el pH de los toros entrenados pudiera no ser tan ácido, o al menos tener un valor próximo al normal o fisiológico, que el de los toros no entrenados, y que los parámetros gasométricos indicativos de acidosis respiratoria (PCO2 y PO2), y la saturación de oxígeno (sO2), apuntaran una mejor adaptación al esfuerzo en los animales con pautas de entrenamiento.
Pero en este estudio no fue así, sino que el pH fue ligeramente más ácido, y los parámetros gasométricos indicativos de acidosis respiratoria, y de la saturación de oxígeno empeoraron con respecto a los no entrenados.
El número de caídas en la plaza fue mayor en los entrenados que en los no entrenados.
Caída1 Caída 2 Caída 3 Caída 4 Caída 5 Caída 6 Caída 7
5 7 6 2 1 0 15
2 2 3 3 0 0 6
La primera línea corresponde a toros entrenados y la segunda a toros no entrenados.
Los autores del estudio, señalan que el tipo de caída 2, es la más frecuente durante la lidia, y vemos claramente que el entrenamiento del toro del lidia, lejos de mejorar sus prestaciones, las empeora. Creo innecesario insistir en que los atletas en cualquier deporte, dosifican el esfuerzo, y pedirle esto a un toro de lidia es pedirle demasiado.
De las endorfinas y del cortisol ya he hablado mucho, y lo que digo está apoyado en muchos estudios que evidentemente obran en mi poder, pero podemos, en vez de comparar al toro de lidia con un corredor de maraton, hacerlo con un animal, el pura sangre inglés, que es entrenado para realizar un esfuerzo en momentos determinados de su vida, como es el disputar carreras.
Pues bien, existen estudios que demuestran disminuciones del cortisol plasmático en caballos entrenados, lo que demostraría que el entrenamiento reduce el estrés. En otras experiencias realizadas con caballos de carreras, las concentraciones de cortisol y de betaendorfinas en el caballo en descanso, no fueron significativamente diferentes que las obtenidas tras un sobreentrenamiento. ¡Ojo!, que no se habla de entrenamiento, sino de sobreentrenamiento. Creo que éste, si que es un ejemplo de un animal que está preparado, como el atleta, para realizar un ejercício al que está adaptado.
Una vez más, negando la evidencia, se le hace un flaco favor a algo tan importante como es el conocimiento.
José Enrique Zaldívar Laguía.
Veterinario.
La bibliografía consultada para la elaboración de este estudio está a disposición de quién la solicite, previa identificación.
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