Por Roger Pacheco Eslava
La Alcaldía Mayor Metropolitana restauró por completo el Nuevo Circo de Caracas, que desde el año 1919 sirvió de lugar de esparcimiento para los caraqueños.
Desafortunadamente, entre los espectáculos que se daban en el recinto estuvieron las corridas de toros.
La capital de Venezuela disponía entonces, de un espacio a la tortura y humillación de animales preparados para un circo violento que deshumanizaba a los ciudadanos y fomentaba el maltrato animal.
La última corrida de toros se celebró en el Nuevo Circo en 1997. Los promotores del escenario taurino, intentaron realizar sus espectáculos en El Poliedro de Caracas cuando se anunciaron carteles en 2004 con un rotundo fracaso en ventas, y desde entonces Caracas sin haber hecho declaración oficial se ha convertido en Ciudad Antitaurina.
Hoy día, esta plaza ha sido convertida en Núcleo de Desarrollo Endógeno para Arte y Cultura. Sin embargo, quienes se lucran del dolor han reaccionado y presionan a la administración pública para que se permita la tauromaquia, además de exigirles financiamiento para las mismas.
Caracas sigue dignificándose y sus habitantes no deben permitir que sus impuestos sean destinados a enseñanzas perjudiciales para la formación de buenos ciudadanos.
Los artistas y todos los representantes culturales siguen a la espera de una oportunidad para el despertar de sentidos de una sociedad ávida de cultura y entretenimiento.
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